Centros Planetarios

Los Centros Planetarios son puntos focales de la energía universal en el planeta, actúan como captadores, transformadores e irradiadores de la energía cósmica hacia la vida terrestre. Están vinculados a civilizaciones de elevado grado evolutivo, que apoyan la realización del propósito del planeta Tierra. Trabajan en conjunto, formando una red sutil de siete elementos, por medio de la cual se expresa el gobierno interno del planeta.

En el mapa, los círculos indican las zonas aproximadas en que la irradiación de esos centros es más intensa.
La energía irradiada no se limita al área señalada.
Se extiende por todo el planeta, en diversos niveles y dimensiones.

Lis-Fátima
En Lis-Fátima se encuentra la esencia de la vida divina destinada a la humanidad de superficie. Es el núcleo que guarda la pureza original del hombre.
Mirna Jad
Portal de la vida monádica, Mirna Jad sintetiza los pasos dados por los hombres que se aproximan a la consciencia monádica, al mismo tiempo que impulsa a los demás a ir más allá del estadio que alcanzaron.

 Aurora
Centro encargado de hacer efectivo el proceso de cura planetaria, utiliza los medios más directos y adecuados para introducir en la vida de la Tierra lo divino, lo perfecto, lo trascendente.
Erks
Es el centro iniciático para la humanidad terrena. Revela la vida espiritual a los que pueden conocerla y los coloca frente a los umbrales de la existencia divina.
Iberah
El trabajo de Iberah está destinado principalmente a la vida de la materia en sí, a la vida de la sustancia que constituye todas las formas manifestadas en el plano físico cósmico. Los procesos de transmutación y de transubstanciación constituyen instrumentos de ese enigmático centro.

 Anu Tea
El papel de ese centro en la vida planetaria está intrínsecamente ligado a la formación y desenvolvimiento de la consciencia individual, por medio del estímulo a la formación y perfeccionamiento del cuerpo del alma.
Miz Tli Tlan
Simbólicamente, Miz Tli Tlan tiene la función de un corazón planetario, por ser un núcleo que transmite la savia vivificadora a todo el cuerpo de la Tierra. La vida divina es la pura manifestación del centro Miz Tli Tlan.



Textos extraídos de: 
Trigueirinho, Léxico Esotérico de la obra de Trigueirinho – Una obra destinada a los nuevos tiempos
Buenos Aires, Editorial Kier, 1994.



Cuadro Resumen
En el cuadro, la columna referente a la localización indica la posición geográfica que representa el núcleo de irradiación de la energía de los Centros Planetarios. La última columna expresa la cualidad de la energía irradiada por cada Centro.
Las llaves para cruzar el sagrado portal
Para el individuo que sinceramente aspira a recorrer el camino espiritual, son fundamentales el despojamiento y la ausencia de búsqueda de estímulos suprasensoriales.
Su meta debe ser la ampliación de la consciencia y la disponibilidad para, con sincera apertura, expresar patrones de conducta cada vez más sutiles.
Mediante la entrega, el servicio, el amor y la gratitud; la consciencia puede ser elevada y reconocer la magnanimidad prometida al hombre tras la actual purificación planetaria.
Aunque fue por vosotros negada, la Gracia vuelve a llamar a vuestra puerta. Aunque la hayáis expulsado de vuestro ser, para en él rendir culto a otros valores, ella retorna. Aunque la despreciéis, envolviéndoos en lo que es transitorio, ella está siempre preparada para recibiros.
Cuando estuviereis acosados por los agentes de las tinieblas, de ellos no debéis ocuparos directamente. Concentrad la atención en la alianza con Nuestra Luz, eslabón incorruptible de la gran corriente cósmica. De esta forma, os mantendréis apartados de las reacciones de vuestros cuerpos, y más libremente podréis servir como canal para el silencioso y oculto trabajo de la energía superior.
Entregaos, entregaos y entregaos a esa energía: esa es la llave maestra que os es ofrecida para que crucéis el sagrado portal.
El Cosmos llama a la puerta de los hombres y, por las hendiduras y las aberturas, hace penetrar la Luz de la vida a sus oscuras moradas. Trae el mensaje del llamado crístico a su interior, invitándolos a ingresar en ese universo de bellezas y misterios. Entonteces, cuando lo que está adentro del hombre supera sus límites y se une a lo que se refleja en el cosmos; se transcienden las proyecciones formales y se devela en la faz no manifestada lo que es desconocido para la mente.
Para ello, al hombre le fueron entregadas tres llaves:
Amor-Entrega,
Fe-Equilibrio,
Devoción-Ardor.
Unidas, abren el portal de la liberación.
Extraído del libro "Pasos Actuales" - Trigueirinho 

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